EL ALMA PARA PLATON:
Platón, consideró que el alma es el principio que anima los cuerpos de los seres vivos, que les da vida y movimiento. Pero lo peculiar de su concepción se muestra en su visión del alma como principio de racionalidad y dotada de carácter divino. Para este autor el alma es la parte más excelente del hombre, gracias a ella podemos alcanzar la ciencia y realizar acciones buenas; el alma ―al menos la parte más excelente― nos vincula con el mundo divino y está dotada de un destino inmortal.
Platón podría ser tenido por el fundador de la psicología racional. Cabe destacarse, no obstante, que su pensamiento se modifica considerablemente al respecto a través del tiempo y recurre con frecuencia a mitos y explicaciones simplemente probables. Platón pensaba pues, que descubrir cómo es el alma era una tarea divina y demasiado extensa. El hombre, lo único que podía aspirar es a hablar de semejanzas.
La psicología desarrollada por Platón tiene una intencionalidad:
Etica: Probar la necesidad de controlar las necesidades instintivas del cuerpo y asegurar una retribución futura al que practica la justicia, contra el inmoralismo de algunos sofistas.
Gnoseológicas: Establecer la posibilidad de conocer las Ideas.
EL ALMA:
Para Platón todas las almas son inmortales; “Toda alma es inmortal, por que es inmortal lo que siempre se esta moviendo”. Es decir, según Platón, es inmortal todo lo que es capaz de moverse por sí mismo, sin jamás detenerse, y tiene la capacidad de mover a otros.
Este concepto que plantea Platón es imposible de comparar con el concepto judío ya que según Platón el alma es inmortal ya que está en constante y autónomo movimiento, mientras que para el judaísmo se podría decir que el alma es inmortal ya que sale de Dios y Dios a su vez es inmortal. Pero no tan solo eso ya que si nos detenemos en el significado o connotación que le dan los griegos a la palabra inmortalidad, vemos que para ellos significa algo que siempre a existido y siempre existirá, en cambio el judaísmo toma esta palabra como algo que nunca se acaba, pero a diferencia de la concepción griega, en un momento fue creada por Dios.
PSICOLOGIA PLATONICA:
Inmortalidad del Alma. “El Alma según Platón, ocupa una posición intermedia entre las ideas y la materia.
La noción del alma constituye por sí misma un problema de gran magnitud en el sistema dualista de la teoría de las ideas.
Por una parte, el alma era para Platón lo vital, aquello que se mueve por sí; por otra parte, es ella la que percibe, conoce y quiere.
Como principio de vida y de movimiento, el alma pertenece al mundo del conocimiento de las ideas y por lo tanto de la verdadera realidad.
Así se ve forzado el ateniense a conceder al alma una posición intermedia. El alma no posee el carácter de la permanencia absoluta de las ideas, pero sí una naturaleza muy superior al cambio incesante de las cosas: el alma es inmortal.
Gracias a su posición intermedia el alma es portadora de los caracteres de ambos mundos; hay en ella algo primitivo del mundo de las ideas, y algo peculiar del mundo de la percepción.
Estructura del Alma. “Platón distingue en el alma dos aspectos: el aspecto racional y el aspecto irracional.
La parte racional del alma es la morada del saber y de sus respectivas virtudes.
En la parte irracional a su vez Platón distingue dos regiones: la región más noble, vuelta hacia la razón, y la parte inferior, que tiende hacia el mundo sensible. En la parte inferior reside la apetencia sensorial (impulsos). Según esta teoría, razón, voluntad e impulsos, son las tres actividades del alma.
Virtudes del Alma. “Platón asigna a cada parte del alma una tarea peculiar. Así, la virtud de la parte racional es la sabiduría; la de la voluntad es la fortaleza (valentía); la de la vida impulsiva el auto dominio. A ellas añade una cuarta virtud, que busca la equitativa colaboración entre las tres primeras. Es la justicia, que tiene por objeto armonizar las otras tres virtudes entre sí.
Platón interpreta el alma principalmente en dos sentidos: el alma como aquello que permite a los seres vivos realizar actividades vitales, y, en el caso del alma humana, como el principio divino e inmortal que nos faculta para el conocimiento y la vida buena.
Al igual que todos los griegos, Platón, consideró que el alma es el principio que anima los cuerpos de los seres vivos, que les da vida y movimiento. Pero lo peculiar de su concepción se muestra en su visión del alma como principio de racionalidad y dotada de carácter divino. Para este autor el alma es la parte más excelente del hombre, gracias a ella podemos alcanzar la ciencia y realizar acciones buenas; el alma ―al menos la parte más excelente― nos vincula con el mundo divino y está dotada de un destino inmortal.
¿QUE ES EL ALMA PARA ARISTOTOLES?
Aristóteles define el alma:"La entelequia primera de un cuerpo natural que tiene la vida en potencia" , principio en movimiento, de crecimiento, de generación, unifica todas sus funciones , sin exceptuar las operaciones de la sensibilidad y del entendimiento.
Platón fue el primero que quiso demostrar el carácter inmaterial del alma como garantía de su inmortalidad; según él existe una unión entre el alma y el cuerpo; articulada en funciones diversas. Para Aristóteles el alma no puede subsistir sin un cuerpo. En pocas palabras el alma no es esa exiliada de que habla Platón, encerrada en un cuerpo con la nostalgia de despojarse para siempre de el; es ella la que asegura la armonía funcional de las funciones vitales.
El alma es una sustancia que informa y vivifica a un determinado cuerpo. Es definida como "el acto primero de un cuerpo que tiene la vida en potencia ". El alma es al cuerpo lo que el acto de la visión al órgano visual; es la realización final de la capacidad propia de un cuerpo orgánico. Así como cada instrumento tiene una función propia, que es el acto o actividad del instrumento (verbigracia, la función del hacha es cortar), así el cuerpo como instrumento tiene la vida y el pensamiento como función; y el acto de esta función es el alma.
Aristóteles distingue tres funciones fundamentales del alma:
a) la función vegetativa, es decir la potencia nutritiva y reproductiva, propia de todos los seres vivientes, empezando por las plantas;
b) la función sensitiva, que comprende la sensibilidad y el movimiento y es propia de los animales y del hombre;
c) la función intelectiva, propia del hombre. Las funciones superiores pueden sustituir a las funciones inferiores; pero no viceversa; así en el hombre el alma intelectiva cumple también las funciones que son verificadas por la sensitiva en los animales, y la vegetativa en las plantas. La función de la inteligencia es análoga a la de la sensibilidad. El alma intelectiva recibe las imágenes como los sentidos reciben las sensaciones; su misión es juzgarlas verdaderas o falsas, buenas o malas; y según cómo las juzga, las aprueba o desecha, las desea o las rehúye. Es, pues, la inteligencia, la capacidad de juzgar las imágenes que los sentidos proporcionan. "Nadie podria aprender o comprender algo, si los sentidos no le enseñaran nada; y todo lo que se piensa, se piensa forzosamente como imágenes. Mas el pensamiento no tiene nada que ver con la imaginación: es el juicio emitido sobre los objetos de la imaginación, y los declara falsos o verdaderos, buenos o malos.
Como el acto de sentir es idéntico al objeto sensible, así el acto de entender es idéntico al objeto inteligible. Esto significa que cuando el intelecto comprende, el acto de su comprensión se identifica con la verdad misma, con el objeto entendido; más precisamente se identifica con la esencia sustancial del objeto mismo. Por lo cual dice Aristóteles: "la ciencia en acto es idéntica con su objeto" o más en general, que "el alma es, en cierto modo, todos los entes"; efectivamente, los entes son o sensibles o inteligibles y mientras la ciencia se identifica con los entes inteligibles, la sensación se identifica con los sensibles.
Sin embargo, esta identidad no se da cuando se considera, no ya la conciencia en acto, sino en potencia. Aristóteles insiste en la distinción entre intelecto potencial e intelecto actual. Este último contiene en acto todas las verdades, todos los objetos inteligibles. El intelecto actual obra sobre el potencial como la luz que hace pasar al acto los colores que en la oscuridad existen en potencia: actualiza, pues, las verdades que en el intelecto potencial están solamente en potencia. Por eso Aristóteles lo llama intelecto activo, y lo considera "separado, impasible, no mezclado" Sólo él no muere y dura eternamente, mientras el intelecto pasivo o potencial se corrompe, y sin el primero no puede pensar nada. El hombre es concebido por Aristóteles de un modo hilemorfístico, es decir, como un compuesto de materia y forma. El cuerpo funciona como materia prima y el alma como forma sustancial. La unión existente entre alma y cuerpo es una unión sustancial. Si la unión accidental supone básicamente que los elementos unidos existen ya constituidos antes de la unión, la unión sustancial, por el contrario, constituye esos elementos y ella misma los hace existir. En la accidental, los elementos unidos persisten como siendo distintos y existiendo paralelamente; en la sustancial se fusionan en una unidad única. En ella alma y cuerpo marchan juntos en una unidad de operación, forman un único ser . El alma se hace solidaria del cuerpo y de la vida en general: según Aristóteles, como ya anteriormente se menciono no sólo tiene alma el hombre, sino también las plantas y los animales, y en ambos casos el alma es definida en los mismos términos que la vida en general, en términos de automovimiento.
En Platón y Aristóteles se puede encontrar tanto la teoría psicológica más fecunda como el análisis más penetrante de la naturaleza anímica a tal punto que sus ideas han preformado a muchas de las que hoy pueden presentarse como novedad.
a) la función vegetativa, es decir la potencia nutritiva y reproductiva, propia de todos los seres vivientes, empezando por las plantas;
b) la función sensitiva, que comprende la sensibilidad y el movimiento y es propia de los animales y del hombre;
c) la función intelectiva, propia del hombre. Las funciones superiores pueden sustituir a las funciones inferiores; pero no viceversa; así en el hombre el alma intelectiva cumple también las funciones que son verificadas por la sensitiva en los animales, y la vegetativa en las plantas. La función de la inteligencia es análoga a la de la sensibilidad. El alma intelectiva recibe las imágenes como los sentidos reciben las sensaciones; su misión es juzgarlas verdaderas o falsas, buenas o malas; y según cómo las juzga, las aprueba o desecha, las desea o las rehúye. Es, pues, la inteligencia, la capacidad de juzgar las imágenes que los sentidos proporcionan. "Nadie podria aprender o comprender algo, si los sentidos no le enseñaran nada; y todo lo que se piensa, se piensa forzosamente como imágenes. Mas el pensamiento no tiene nada que ver con la imaginación: es el juicio emitido sobre los objetos de la imaginación, y los declara falsos o verdaderos, buenos o malos.
Como el acto de sentir es idéntico al objeto sensible, así el acto de entender es idéntico al objeto inteligible. Esto significa que cuando el intelecto comprende, el acto de su comprensión se identifica con la verdad misma, con el objeto entendido; más precisamente se identifica con la esencia sustancial del objeto mismo. Por lo cual dice Aristóteles: "la ciencia en acto es idéntica con su objeto" o más en general, que "el alma es, en cierto modo, todos los entes"; efectivamente, los entes son o sensibles o inteligibles y mientras la ciencia se identifica con los entes inteligibles, la sensación se identifica con los sensibles.
Sin embargo, esta identidad no se da cuando se considera, no ya la conciencia en acto, sino en potencia. Aristóteles insiste en la distinción entre intelecto potencial e intelecto actual. Este último contiene en acto todas las verdades, todos los objetos inteligibles. El intelecto actual obra sobre el potencial como la luz que hace pasar al acto los colores que en la oscuridad existen en potencia: actualiza, pues, las verdades que en el intelecto potencial están solamente en potencia. Por eso Aristóteles lo llama intelecto activo, y lo considera "separado, impasible, no mezclado" Sólo él no muere y dura eternamente, mientras el intelecto pasivo o potencial se corrompe, y sin el primero no puede pensar nada. El hombre es concebido por Aristóteles de un modo hilemorfístico, es decir, como un compuesto de materia y forma. El cuerpo funciona como materia prima y el alma como forma sustancial. La unión existente entre alma y cuerpo es una unión sustancial. Si la unión accidental supone básicamente que los elementos unidos existen ya constituidos antes de la unión, la unión sustancial, por el contrario, constituye esos elementos y ella misma los hace existir. En la accidental, los elementos unidos persisten como siendo distintos y existiendo paralelamente; en la sustancial se fusionan en una unidad única. En ella alma y cuerpo marchan juntos en una unidad de operación, forman un único ser . El alma se hace solidaria del cuerpo y de la vida en general: según Aristóteles, como ya anteriormente se menciono no sólo tiene alma el hombre, sino también las plantas y los animales, y en ambos casos el alma es definida en los mismos términos que la vida en general, en términos de automovimiento.
En Platón y Aristóteles se puede encontrar tanto la teoría psicológica más fecunda como el análisis más penetrante de la naturaleza anímica a tal punto que sus ideas han preformado a muchas de las que hoy pueden presentarse como novedad.
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